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La usabilidad no solo está en la web

Aunque, al menos en este blog, siempre que hablo de usabilidad la enmarco en el ámbito de la web, es evidente que existen muchas areas cotidianas donde una adecuada usabilidad de los objetos, productos, servicios, nos haría la vida mucho más fácil a todos.

Y si encima ese producto es potencialmente peligroso para la salud entonces la usabilidad adquiere una importacia enorme.

Tengo un hijo de 3 años que ha pillado un catarro, nada grave pero le han recetado un jarabe. Y leyendo el prospecto que incluye el jarabe veo que la posología dice textualmente:

De 2 a 6 años: 1mg. por kg. de peso corporal al día dividido en 4 tomas iguales

.

Y encima para complicar aun más la cosa, el vaso dosificador tiene sus medidas indicadas en mililitros mientras que la administración la indican en miligramos.

Es decir, que para saber la dosis correcta a administrar debemos:

  1. Dividir el peso entre cuatro para saber el número de miligramos por toma
  2. Seguir leyendo el resto de rangos de edades para saber que no se deben sobrepasar los 60mg al día y entre paréntesis 30ml.
  3. Ahora que ya tenemos una referencia 60mg = 30ml. podemos realizar los cálculos correspondientes y segun los miligramos obtenidos en el primer punto convertirlos a mililitros.

Evidentemente el proceso de cálculo de la dosis es innecesariamente complicado y puede llevar a errores con facilidad. Además la solución es tan simple como poner una tabla indicando la dosis adecuada en función del peso del paciente. Y sobre todo, si se indican las dosis en miligramos marcar el vaso dosificador en miligramos.

Al fin y al cabo una mala usabilidad en una web provoca usuarios descontentos pero una mala usabilidad en un medicamento puede provocar usuarios acudiendo a urgencias.

En el píe de página del prospecto pone: "Texto revisado: Junio 2001", aunque creo que ya le va haciendo falta una nueva revisión ¿no os parece?